«La
misión del llamado “intelectual” es, en cierto modo, opuesta a la del político.
La obra intelectual aspira, con frecuencia en vano, a aclarar un poco las
cosas, mientras que la del político suele, por el contrario, consistir en
confundirlas más de lo que estaban. Ser de la izquierda es, como ser de la
derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un
imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejia moral»,
Ortega y Gasset, La rebelión de las masas.
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