La civilización, la
cultura, es un producto. Como una choza o un palacio, como una bicicleta o una
nave espacial.
Un pilar, un logro
esencial, de nuestra cultura es la afirmación del individuo. Nuestro mundo es
tal que el individuo aspira a dotar autónomamente de sentido a su vida y su
mundo. Y ese es un pilar de esta civilización.
En ese ámbito, en esta
civilización, el Estado es un mal necesario. Es malo porque la sola existencia
de un poder por encima del individuo atenta contra su autonomía. Pero es
necesario porque, evitando abusos, regulando las reglas de convivencia, hace
posible la autonomía del individuo.
Hay que tolerarlo, porque
es necesario. Pero lo mínimo, porque es malo.
Quienes braman en defensa
de lo "público" y de más controles y más reglas, es decir, más y más
Estado, más y más burocracia, están erosionando ese pilar de nuestra
civilización. Lo sepan o no. Que de todo hay.
Algo de esto le entiendo
a Ortega. Y ahí lo dejo. Por si interesa:
«Este es el mayor peligro
que hoy amenaza a la civilización: la estatifícación de la vida, el
intervencionismo del Estado, la absorción de toda espontaneidad social por el
Estado»,
Ortega y Gasset, La rebelión de las masas
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