No es raro que ante un
problema (del terrorismo al acoso escolar pasando por la necesidad de recoger
las cacas de los perros) se plantee la necesidad, la urgencia, de formación. Y que
esa necesaria formación se concrete en cursos, charlas, máster, cartelería varia y demás.
Y no diría yo que no, que
hasta el mismo Sócrates decía que nadie hace el mal a sabiendas.
Pero tampoco despreciaría
la experiencia de la habilidad que todos tenemos para engañarnos, de buscarnos
excusas. A ver si se nos está escapando algo…
Quizá por eso Ortega dice
lo que dice. Y ahí lo dejo. Por si interesa:
«El gitano se fue a
confesar; pero el cura, precavido, comenzó por preguntarle si sabía los
mandamientos de la ley de Dios. A lo que el gitano respondió: Misté, padre; yo
loh iba a aprendé; pero he oído un runrún de que loh iban a quitá»,
Ortega y Gasset, La rebelión de las masas
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