Al parecer pensamos
mediante conceptos. Nos permiten manejar las realidades sobre las que pensamos
sin obligarnos a precisar más. Tampoco impiden que continuemos profundizando.
Pero la inercia es la inercia.
Lo mismo ocurre en el
ámbito de la acción: tenemos hábitos, rutinas, que no nos obligan a pensar cada
paso que damos. Tampoco lo impiden. Pero la inercia es la inercia.
Por eso conviene recordar
que se pueden romper ciertas inercias.
Algo de esto le entiendo
a Ortega. Ahí lo dejo. Por si interesa:
«lo mejor que humanamente
puede decirse de algo es que necesita ser reformado, porque ello implica que es
imprescindible y que es capaz de nueva vida»,
Ortega y Gasset, La rebelión de las masas.
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