miércoles, 22 de noviembre de 2017

Buenismo o ética

No es difícil encontrarse con planteamientos y gentes buenistas.
Llama la atención que cuando alguien no comparte tales planteamientos, algunos buenistas sacan (de su infraconsciente será) el orco que llevan dentro y se acabó el buenismo: tolerancia cero contra quien osa cuestionar el Bien.
Ortega vivió una época en que las cosas no eran así. Quizá empezaba el asunto. Pero no era así. Si no, no se entiende que hubiera dicho que para conseguir algo hay que arremangarse y trabajárselo en vez de esperar a que el universo conspire para ofrendar grácilmente la realización de nuestras aspiraciones y deseos.
Y, además, que confiar en el universo complaciente es inmoral. Ya digo, no se topó con buenistas.

Y yo no digo nada. Todo es de Ortega. Ahí lo dejo, como prueba. Por si interesa:

«es inmoral pretender que una cosa deseada se realice mágicamente, simplemente porque la deseamos. Sólo es moral el deseo al que acompaña la severa voluntad de aprontar los medios de su ejecución»,
Ortega y Gasset, La rebelión de las masas.

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