Abundan los entusiastas
del pensamiento único (ignorando, en el mejor de los casos, que es sinónimo de
ausencia de pensamiento), garante de concordia y buen rollete. El mismo buen
rollismo que quieren inculcar mediante el adoctrinamiento en la escuela. Para
que todos actúen igual, de acuerdo con las consignas de lo políticamente
correcto.
Otros, liberales y demás disidentes,
sostienen que una sociedad libre es necesariamente una sociedad plural, con una
escuela que no adoctrina sino que instruye.
Y luego está lo que dice
Alinsky. Que aquí lo dejo, por si interesa:
«El conflicto es el
corazón mismo de una sociedad abierta y libre. Si uno deseara componer la banda
sonora de la democracia, el tema dominante sería la armonía de la disonancia».
Alinsky, Tratado para radicales
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