No podemos saber con
precisión cómo influyen nuestras acciones. Poco, seguramente.
Tan poco que, a
algunos, no les vale la pena el esfuerzo por obrar correctamente. Y ahí se
queda, una (¿pequeña?) posibilidad que no se realiza.
Aunque hay otros modos de
enfocar la cuestión.
Quizá por eso Malègue
dice lo que dejo en mi blog. Por si interesa:
«Indudablemente el
Espíritu sopla donde quiere, pero el sonido que produce depende del agujero de
las flautas»,
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