Aconsejar y aconsejar
bien es difícil.
Pero la dificultad de
verdad radica en aceptar el consejo.
Porque el consejo no es
una ocurrencia, ni una orden.
El consejo suele apuntar hacia una
meta que hay que conquistar, es decir, algo que requiere esfuerzo. Toda la
responsabilidad recae sobre quien recibe el consejo. Y hay gente a la que no le
gusta que le digan, le redigan y le recuerden lo que debiera o pudiera hacer.
Comprensible, por tanto,
la tentación de matar al consejero.
Algo de esto dice
Cervantes, si lo entiendo bien. Y ahí lo dejo. Por si interesa:
«lo que se dice
aconsejando, en la intención halla disculpa lo que no agrada»,
Miguel de Cervantes, Los trabajos de Persiles y Sigismunda
No hay comentarios:
Publicar un comentario