A quien está sano, ni le preocupa ni habla de la salud. De modo que, la idea es de Nietzsche, lo que nos inquieta, preocupa y ocupa es síntoma de nuestras carencias.
Algo de
esto le entiendo a Houellebecq cuando dice que
«Nuestra
civilización padece un agotamiento vital [épuisement
vital…] Necesitamos la aventura y el erotismo, porque necesitamos oírnos
repetir que la vida es maravillosa y excitante; y está claro que sobre esto
tenemos ciertas dudas», Ampliación del campo de batalla, 37
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