No soy el autor de mi vida – Contra la trampa de la autoconstrucción
absoluta
Vivimos en la época de
la autodefinición.
Nos dicen que podemos
ser lo que queramos. Que somos proyectos. Que solo nosotros decidimos.
Y, sin embargo, cada
vez hay más ansiedad, más vértigo, más crisis de identidad.
¿Y
si el problema no fuera la falta de libertad, sino la forma en que la
entendemos?
Podría ser que ese modo de concebir y vivir la libertad
—como autonomía absoluta, como autoafirmación constante— se haya convertido en
una nueva forma de esclavitud.
Y entonces se explicarían tantas angustias, tantos vacíos,
tanta sensación de no saber quién se es ni hacia dónde ir.
En el Encuentro con
Ana Álvarez Garrido, se plantea una idea contraintuitiva y poderosa: no soy
el único autor de mi vida.
Mi historia empieza
antes de que yo pudiera elegir.
He recibido una
lengua, una familia, una cultura, una serie de heridas… y también una vocación.
Eso no me quita
libertad. Me da raíces.
El que cree que debe
inventarse desde cero cada día, acaba desgastado.
El que asume que hay
una parte de sí que le ha sido dada, puede construir con libertad real: porque
tiene algo sobre lo que edificar.
La paradoja es esta: para ser verdaderamente libre, tengo que
aceptar que no todo depende de mí.
La madurez no está en
la autoafirmación absoluta, sino en la integración de lo recibido.
Este texto nace a raíz
del diálogo mantenido con Ana Álvarez Garrido en Tinta y Caos. El vídeo completo puede verse aquí:

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