Las necesidades básicas, las que manifiestan la vulnerabilidad esencial del ser humano, brotan siempre.
Cada hombre y cada tiempo intenta satisfacerlas de un modo un otro, con mayor o menor acierto.
Algo de esto le entiendo a Houellebecq cuando dice de su personaje que
«sintió necesidad de compañía; algo que le diera la bienvenida al volver cada tarde. Eligió un canario blanco, un animal tímido»,
Houellebecq, Las partículas elementales, I, 1
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