Iniciar algo que merezca tener continuidad significa alejarse del camino por el que nos lleva la costumbre, que todo lo allana.
Para superar
la inercia hay que empezar por superarse a sí mismo. Asuntos complicados y que
nadie razonable haría sin un buen motivo.
Quizá
por eso dice Houellebecq que
«los precursores necesitan, por lo general, una
descripción algo más larga, puesto que su recorrido suele ser más atormentado y
confuso»,
Houellebecq, Las partículas elementales, I, 4
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