Los
impulsos, afectos y demás aspectos del mundo afectivo tienen consecuencias. Madurar
significa, en parte, comprender esas consecuencias y decidir si queremos o no
responsabilizarnos de ellas.
Como elemento aislado, como átomo, de un populacho o de una muchedumbre, todo eso que viene de la inteligencia y la voluntad, se esfuma.
Algo de esto
le entiendo a Le Bon:
«el individuo aislado posee la aptitud de dominar sus
reflejos, mientras no ocurre así en la masa;
l'individu isolé
possède l'aptitude à dominer ses réflexes, alors que la foule ne la possède pas»,
Psychologie des foules.
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