Analizar, sopesar, es propio de la razón. El hombre racional examina y descompone.
La inteligencia es más. Atañe a todo el hombre y es cálida. El
hombre inteligente se asombra y se alegra.
Quizá esto explique lo que afirma Montesquieu:
Quand je vois un homme de mérite, je ne le décompose jamais ; un
homme médiocre qui a quelques bonnes qualités, je le décompose”,
Montesquieu por sí mismo.
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