lunes, 13 de diciembre de 2021

Walter Scott y la leyenda de Robin Hood

 



Walter Scott y la leyenda de Robin Hood

 

 

 

Manuel Ballester

 

 

El género que hoy denominamos “novela histórica” fue iniciado y desarrollado exitosamente por el célebre y prolífico escritor británico Walter Scott (1771-1832). Autor típico del romanticismo literario fue, en cierto sentido, el primer escritor que tuvo una auténtica proyección internacional ya que sus obras se leyeron en Europa, Australia y Norteamérica.

Todo lector conoce alguna de sus novelas más célebres: Ivanhoe (1819), Rob Roy (1818), Waverley (1814) así como el personaje Robin Hood (mencionado por Scott por primera vez en Ivanhoe con el nombre de Robin de Locksley).

En realidad la historia de Robín Hood no es invención de Walter Scott sino que se trata de una leyenda que llega hasta nuestros días enriqueciéndose con peculiaridades culturales de cada momento en que ha sido recreado. Al parecer la primera mención de Robín Hood se debe a William Langland en su obra en verso Pedro el labrador (Piers Plowman, 1377).

Siempre en el contexto de las luchas entre sajones y normandos, «sus enemigos naturales», Robin Hood ha sido presentado como un simple salteador de caminos, como un noble injustamente desposeído o como un justiciero. Ha conocido, además, múltiples adaptaciones al cine desde Robin Hood and his Merry Men (cortometraje mudo de 1908) hasta la versión de Joby Harold (Robin Hood, 2018).

Scott usa la historia y le imprime un sello particular. Construye una novela de aventuras, con nobles y villanos, lances, amores, lealtades y traiciones. Ahí Robín es “nuestro héroe”.

Hace intervenir a los compañeros de Robin: el enorme Little John (Pequeño Juan), el forzudo benedictino hermano Tuck, Will Escarlata, lady Mariana, etc. al mismo tiempo que proporciona perfiles de carácter bastante notables. Así, por ejemplo, Lilltle John es «apodado así porque tiene seis pies y seis pulgadas de alto, porque sus hombros son anchos, porque de un golpe mata a un buey, porque sus piernas hacen sin detenerse cuarenta millas inglesas…»; el padre adoptivo de Robín «es un hombre rudo, franco y honrado […]. No sabe lo que es una mentira, ni siquiera conoce la desconfianza».

Y de Robin, a través de Will Escarlata averiguamos que su carácter «es tan recto como sus flechas; es valiente, dulce, y su modestia iguala a su valor y a su dulzura»; el monje le dice: «Piensas como un sabio y obras como un zorro». Condenado por el rey, proscrito, Mariana le hace esperar que será perdonado pero él replica: «No espero nada del rey. Me he trazado una línea de conducta y he tomado la firme resolución de no apartarme de ella».

Junto a otros condenados se refugia en el bosque de Sherwood y allí cuida de ellos, organiza la vida de sus compañeros como el líder que es. Para empezar, «había creado un impuesto sobre el paso de viajeros. Este impuesto, a veces exorbitante si el sorprendido era un gran señor, se reducía a muy poco en el caso contrario. Además, esas diarias extorsiones no tenían en absoluto apariencia de robo; eran hechas con tan buena gracia como cortesía». Este aspecto ha dado pie a la idea de que robaba a los ricos para dar a los pobres aunque, al menos en la jovial versión de Scott, realmente robaba a todos para mantener a los suyos. Pero las leyendas superan a la ficción y se adaptan a las expectativas de cada época y cada lector. Así siguen viviendo.


Publicado en Aleteia, 12 diciembre 2021:

https://es.aleteia.org/2021/12/12/walter-scott-y-la-leyenda-de-robin-hood/


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