Cuando entendemos que la verdad tiene que ver con la realidad y aspiramos a vivir según la realidad (la nuestra, lo que de verdad somos; y la de nuestro entorno), entonces ganamos en fortaleza, en dignidad, en autenticidad.
Actitud difícil que también se llama humildad. Esa es la
fuente de nuestra grandeza.
Algo de esto le entiendo a Montesquieu cuando afirma que
«Un hombre sincero en la corte de un príncipe es un hombre
libre entre esclavos;
Un homme sincère à la cour d’un prince est un homme libre parmi des esclaves»;
Montesquieu, Elogio de la sinceridad.
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