La riqueza, se tome en el sentido que se quiera (material, cultural o espiritual), remite a posesión y es fundamento de la importancia y dignidad que nos otorgamos y nos reconocen.
Si se priva a alguien de lo que le permite sentirse dueño de sí, se le somete con mayor eficacia.
O algo de eso le entiendo a Maquiavelo cuando dice que cuando alguien pretende dominar un territorio
«no hay modo más seguro de posesión que la ruina;
Non ci è modo sicuro a
possederle altro che la ruina», Maquiavelo, El príncipe, Cap V, pp. 48-49.
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