Algunos piensan que (sos)tener
una opinión es suficiente.
Como si no hubiese
opiniones estúpidas y aberrantes.
Como si (man)tener una
opinión eximiese al opinador de dar razones de su sensatez y, mucho más allá,
del respeto a quien opina de otro modo.
Puede verse una pista de
por qué esto es así en lo que dice Ortega, si lo entiendo bien. Y ahí lo dejo.
Por si interesa:
«El hombre medio se
encuentra con «ideas» dentro de sí, pero carece de la función de idear».
Ortega y Gasset, La rebelión de las masas
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