El deseo es la traducción
subjetiva de la necesidad: lo que necesito lo siento como un deseo.
La potente imaginación
humana es capaz de crear mil necesidades. Por eso, el deseo también puede ser
sólo un capricho.
Madurar es, entre otros
aspectos, ser capaz de dominar la imaginación, y los caprichos.
Y algo de esto le
entiendo a Ortega. Ahí lo dejo, por si interesa:
«Mimar es no limitar los
deseos, dar la impresión a un ser de que todo le está permitido y a nada está
obligado».
Ortega y Gasset, La rebelión de las masas
No hay comentarios:
Publicar un comentario