sábado, 16 de diciembre de 2017

Dios, luz y ausencia

El concepto es un instrumento con el que entendemos las realidades (la sensación sin concepto es ciega, dirá Kant) o un medio en el que entendemos las cosas. El concepto es, en cualquier caso, algo tan distinto de la realidad conceptualizada como del sujeto pensante: es un tercero.
Por otra parte, nadie reza a un concepto. Dios, si es, no es un concepto.
Sirvan estas obviedades para entender por qué gentes de corte intelectual, que buscan y gustan de conceptos, al llegar a Dios su pensamiento se enmaraña. Como si la luz les deslumbrara al salir de la caverna, que diría Platón. Quien lo probó, lo sabe. El que no, no sabe nada.

Quizá por eso Ortega dice lo que dice. Y ahí lo dejo. Por si interesa:

«Dios no es nunca un tercero, porque su presencia está hecha de esencial ausencia; Dios es el que es presente precisamente como ausente, es el inmenso ausente que en todo presente brilla —brilla por su ausencia—».

El hombre y la gente.

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