lunes, 11 de diciembre de 2017

Vida, dominio y servidumbre

Es sabido que Platón propone en su República una comunidad de mujeres e hijos, una sociedad en la que cualquiera puede ser hijo de cualquiera. Se evitaría así el nepotismo y la injusticia en general.
Aristóteles, amigo de Platón pero más de la verdad, replica que más vale ser sobrino auténtico que hijo platónico.
Ocurre a veces que mentes claras como Platón (que en su obra de madurez rectifica ese error, ese horror) u Ortega se pierden en la idea y olvidan la humilde realidad, el auténtico sobrino aristotélico.

Quizá por eso dice Ortega que
«Todo gesto vital, o es un gesto de dominio, o un gesto de servidumbre. Tertium non datur».
La rebelión de las masas.

Para superar la hegelina dialéctica del amo y del esclavo le hubiera bastado pensar en el gesto vital por excelencia: parir, alumbrar, dar vida.
O cantar un villancico, que es lo suyo en estas fechas.

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