Lo que nos mueve, lo que deseamos y guía nuestra acción, de alguna manera nos define. Y confiere sentido y unidad a nuestra actividad y nuestra vida.
Sorprende, por eso, caer en la cuenta de que a veces nos alejamos del centro y meollo de nuestra personalidad.
Algo de esto le entiendo a Le Bon:
«El interés personal raras veces constituye un motivo poderoso para las masas, mientras que es el móvil casi exclusivo en el individuo aislado
L'intérêt personnel est bien rarement un mobile puissant chez les foules, alors qu'il est le mobile à peu près exclusif de l'individu isolé», Psychologie des foules.
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