jueves, 11 de marzo de 2021

Un gato con carácter, destino y suerte

 

 Historia de una gaviota... 04



 

2.2. Un gato con carácter, destino y suerte

 

Corresponde a este segundo capítulo presentar a Zorbas.

Es un gato casero. Su dueño es un niño bueno que lo ha domesticado, le ha dado lo mejor que los hombres pueden dar.

Hace siglos, milenios incluso, que Heráclito dejo dicho aquello de que «el carácter del hombre es su destino». Quizá por eso Sepúlveda nos muestra cómo es Zorbas, cuál es su origen, sus primeros anhelos, su modo de afrontar dificultades, sus errores… eso que, en definitiva, podríamos llamar forma de ser o carácter. Aunque nuestro pasado, lo que nos ha ocurrido (incluyendo el modo en que hemos reaccionado) no nos determina, sí nos condiciona: «No podemos huir de la sombra de lo que fuimos» (El fin de la historia).

La madre de Zorbas es, así son las madres, quien mejor lo conoce. Por eso, siendo aún un cachorrito, le advierte: «Eres ágil y despierto, eso está muy bien, pero debes cuidar tus movimientos y no salir del canasto». No es infrecuente que las madres se excedan en su deseo de proteger a sus hijos y que, por eso, les dificulten su salida al mundo; para una madre, su hijo es siempre pequeño, siempre necesitado de protección, nunca está suficientemente preparado para ir solo por el mundo.

Hay madres asfixiantemente protectoras, que impiden “por amor” el normal desarrollo de sus hijos. No es este el caso de la madre de Zorbas. Es un gato negro y «hay humanos que creen que los gatos negros traen mala suerte, por eso, hijo, no salgas del canasto». No es culpa de Zorbas, claro; pero su madre sabe que eso puede ocasionarle problemas a su hijo y procura protegerlo. No intenta cuestionar el orden del universo, no lucha contra la injusticia o el absurdo que supone considerar que el gato negro trae mala suerte; sabe que eso no está a su alcance y hace lo que sí puede, que es avisar a su hijo.

Madre sabia la de Zorbas que, además, sabe cuándo llega la hora de que los gatitos echen a andar solos: «mañana o pasado vendrán los humanos y decidirán tu destino y el de tus hermanos. Con seguridad les llamarán con nombres simpáticos y tendrán comida asegurada. Es una gran suerte que hayan nacido en un puerto, pues en los puertos quieren y protegen a los gatos. Lo único que los humanos esperan de nosotros es que mantengamos alejadas las ratas».

Los hombres tratan bien a los gatos, les ponen nombres bonitos, les dan pescado para comer pero a cambio quieren que los gatos hagan algo por ellos. Es una relación basada en la utilidad mutua, en la coincidencia de intereses. No es amistad, pero es una relación en la que, si ambas partes son conscientes de lo que se da y se recibe, se puede permanecer con provecho y agrado. O se puede ir más allá, profundizando en el trato, el afecto y la amistad.

Algo así pasó entre el niño y Zorbas. La relación fue más allá, fue ganando en profundidad.

 


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