Cualquiera diría que enamorarse, morir de amor y des-amor, caer en el odio y la desesperación y volver a empezar es lo más natural, normal y corriente. Podría ser, que los tiempos cambian una barbaridad.
Podría
ser también que se llame amor a cualquier cosquilleo con mayor o menor eco
emotivo. O algo de esto le entiendo a Houellebecq:
«Fenómeno
raro, artificial y tardío, el amor sólo puede nacer en condiciones mentales
especiales, que pocas veces se reúnen, y que son de todo punto opuestas a la
libertad de costumbres que caracteriza la época moderna»,
Ampliación del campo de batalla, 127
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