La experiencia muestra que hay etapas distintas en la vida.
Y cada momento reclama de nosotros una tarea y una plenitud: saber reconocer lo
que toca y hacerlo, eso es la sabiduría y el gozo de la vida.
Equivocarse, es funesto.
Algo de esto le entiendo a Hölderlin cuando dice:
«la época del despertar también es hermosa, con tal de que
no se nos despierte antes de tiempo.
Aber schön ist auch die Zeit des Erwachens, wenn man nur zur Unzeit uns nicht wekt»,
Hölderlin, F., Hyperion oder Der Eremit in Griechenland, 27.
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