Los viejos (a diferencia de los ancianos) confunden el
desencanto con la verdad.
No sé si comete el mismo error el “desencanto” del mundo
que, al decir de Weber, caracteriza a nuestra cultura.
Algo de esto le entiendo a Hölderlin cuando dice:
«¡Cómo odio […] a todos esos bárbaros que creen ser sabios
porque ya no tienen corazón;
Wie hass’ ich dagegen alle die Barbaren, die sich einbilden, sie seyen weise, weil sie kein Herz mehr haben»,
Hölderlin, F., Hyperion oder Der Eremit in Griechenland, 30.
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