El hombre es un ser fascinante.
Podemos llenar nuestra vida de grandeza y alegría, pero a veces nos despistamos.
Algo de esto le entiendo a Hölderlin cuando dice:
«¿por qué busca la esclavitud cuando podría ser un dios?;
Was ringt er so nach Knechtschaft, da er ein Gott seyn könnte!»,
Hölderlin, F., Hyperion oder Der Eremit in Griechenland, 34.
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