Cada uno vive en el mundo que el que es capaz de pensar.
Y eso se concreta, por ejemplo, en lo que dice Hölderlin:
«En el habla de los criados, ser feliz significa tener sueño;
Glüklich seyn, heisst schläfrig seyn im Munde der Knechte»,
Hölderlin, F., Hyperion oder Der Eremit in Griechenland, 49-50.
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