A veces se habla o se
escribe para transmitir una consigna, para ganar adeptos a una causa. La
palabra tiende entonces a mover, abierta o solapadamente, voluntades ajenas. Un
uso más noble y respetuoso con el destinatario consiste en proponer una idea,
por si interesa. Porque así se está en situación de apertura y se respeta la
inteligencia y autonomía del oyente o lector. Y se practica el dialogo. A algo
de esto parece aludir Ortega. Y ahí lo dejo, por si interesa:
«El lenguaje es por esencia diálogo, y todas las
otras formas del hablar depotencian su eficacia. Por eso yo creo que un libro
sólo es bueno en la medida en que nos trae un diálogo latente»
Ortega
y Gasset, La rebelión de las masas.
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