Quizá sea la velocidad de la
vida actual la que dificulte el sosiego suficiente para disfrutar plácidamente de
tantas cosas. Es verdad que el estrés también tiene sus gozos, pero son otros.
Aunque también podría ser cuestión
de actitud, y no (tanto) de disponibilidad de tiempo. Ahí tenemos, sin ir más lejos, el
modo en que se emplean las vacaciones.
Porque, aunque sólo sea
en esos periodos, no parece imposible asombrarse, dejarse invadir por la grandeza. Un
poquito de grandeza, al menos.
Y ahí dejo lo que dice
Ortega. Por si interesa:
«Sorprenderse,
extrañarse, es comenzar a entender. Es el deporte y el lujo específico del
intelectual».
Ortega
y Gasset, La rebelión de las masas.
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