La conciencia del valor
de la propia individualidad, de la singularidad de la propia personalidad, de
la unicidad de nuestra vida es una gran ganancia cultural.
Incompatible con la
uniformidad que reina en las comunidades gregarias.
No sentir la tensión es un síntoma letal.
Darse cuenta ya es algo.
Ahí dejo, por si
interesa, unas palabras de Ortega al respecto:
«Masa es todo aquel que
no se valora a sí mismo —en bien o en mal— por razones especiales, sino que se
siente “como todo el mundo” y, sin embargo, no se angustia, se siente a saber al
sentirse idéntico a los demás».
Ortega
y Gasset, La rebelión de las masas.
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