La vida que vamos
haciendo se teje en los vínculos que establecemos.
Con los demás,
naturalmente.
Pero el modo en que cada
quien se relaciona consigo mismo quizá no sea baladí y, también quizá, sea la
base del resto de afinidades electivas.
Y ahí mismo, en ese cimiento, cabe ver dos
grandes tipos de personas. O algo de esto le entiendo a Ortega. Y aquí lo dejo. Por si interesa:
«Y es indudable que la
división más radical que cabe hacer de la humanidad es ésta, en dos clases de
criaturas: las que se exigen mucho y acumulan sobre sí mismas dificultades y deberes,
y las que no se exigen nada especial, sino que para ellas vivir es ser en cada
instante lo que ya son, sin esfuerzo de perfección sobre sí mismas, boyas que
van a la deriva».
Ortega
y Gasset, La rebelión de las masas.
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