Hay quienes, a veces,
tienen un mal sabor de boca respecto a las circunstancias adversas de su vida.
Y quieren evitar a sus
hijos y a la gente a la que quieren aquellas estrecheces.
Como si lo que fue negativo y opresivo, lo que
nos obligó a esforzarnos, no hubiese contribuido a forjar nuestro carácter, a
hacernos resistentes y merecedores de alegrarnos por nuestras conquistas.
Como si fuese posible
disfrutar del éxito sin haber bregado por conseguirlo.
Y algo de esto le
entiendo a Ortega. Ahí lo dejo. Por si interesa:
«Tenderíamos
ilusoriamente a creer que una vida nacida en un mundo sobrado sería mejor, más
vida y de superior calidad a la que consiste precisamente en luchar con la
escasez. Pero no hay tal».
Ortega
y Gasset, La rebelión de las masas.
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