miércoles, 13 de septiembre de 2017

Vida y compromiso

En algún sitio hay que estar, es cierto.
Pero se puede estar bregando por mejorar el ámbito en el que cada uno ejerce su acción o como un gorrón.
Bregar supone, como es sabido, esfuerzo y algún que otro choque. Es noble pero no es agradable.
El parásito, por el contrario, goza de la ventaja de no andar lastrado por responsabilidades, límites ni principios. Y así vive, y vive bien, de la sustancia vital de otros que sufren su indolencia.
Y Ortega, si lo entiendo bien, lo aplica a los gestores de la cosa pública. Ahí lo dejo. Por si interesa:

«se ha apoderado de la dirección social un tipo de hombre a quien no interesan los principios de la civilización. No los de ésta o los de aquélla, sino —a lo que hoy puede juzgarse— los de ninguna».


Ortega y Gasset, La rebelión de las masas.

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