Hay gente inteligente, que sabe
lo que sabe y sabe también que “hay más cosas en el cielo y en la tierra” de
las que puede abarcar. Y que cada sector de la realidad responde a sus propias
leyes. Y que reconocernos ignorantes de ciertos ámbitos nos hace mejores personas
y nos enseña a reconocer que otros son mejores.
Y hay gente que no es
inteligente. De los peores, el soberbio especialista. Y Ortega explica por qué,
si lo entiendo bien. Ahí lo dejo. Por si interesa:
«este es el
comportamiento del especialista. En política, en arte, en los usos sociales, en
las otras ciencias tomará posiciones de primitivo, de ignorantísimo; pero las
tomará con energía y suficiencia, sin admitir —y esto es lo paradójico—
especialistas de esas cosas. Al especializarlo, la civilización le ha hecho
hermético y satisfecho dentro de su limitación; pero esta misma sensación
íntima de dominio y valía le llevará a querer predominar fuera de su
especialidad. De donde resulta que aun en este caso, que representa un máximum
de hombre cualificado —especialismo— y, por lo tanto, lo más opuesto al
hombre-masa, el resultado es que se comportará sin cualifícación y como
hombre-masa en casi todas las esferas de vida».
Ortega
y Gasset, La rebelión de las masas.
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